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Multitareas contra concentración

Las interrupciones personales.
En algunas empresas se valora tener las puertas abiertas, estar siempre disponible, es algo que se propone a todos los niveles de la organización para demostrar que los canales de comunicación están abiertos. En este sentido el mensaje es positivo, pero tiene su lado negativo y significa que los demás tienen poder sobre mi agenda, con la capacidad de distraerme de mis obligaciones principales.
La consecuencia es que termine postergando las actividades relevantes para alcanzar mis objetivos. Es mal visto rechazar las solicitudes de los demás y, si me atreviera a hacerlo me sentiría culpable, porque estaría violando la política de comunicación abierta.
Las distracciones frecuentes limitan mi capacidad de concentración y me obligan a realizar las tareas en pequeñas partes, o bien me acostumbro a hacer muchas tareas pequeñas y al final del día, termino con la sensación de haber hecho muchas cosas, pero con una sensación de vacío.
Con el paso del tiempo, las multitareas se convierten en un estilo de trabajo y las distracciones forman parte del estilo de trabajo en una organización. La mente se programa para distraerse y si no ocurre una eventualidad desde el exterior, se buscarían formas alternas de distracción. Las personas se levantan de su lugar y buscan a otros compañeros con pendientes irrelevantes o convocan juntas innecesarias.

Las interrupciones en tiempo real.
Las palabras “tiempo real” aplicado en áreas especializadas de sistemas digitales, ha pasado a integrarse a nuestra vida. Para nosotros, en lo cotidiano, el tiempo real es el tiempo de respuesta que nos demandan nuestros dispositivos electrónicos.
Muchos de nosotros estamos acostumbrados a trabajar en las computadoras con el correo y el Whatsapp abiertos en la pantalla, mientras trabajamos en nuestros objetivos laborales. Si a esto le agregamos nuestro teléfono encendido para recibir llamadas. Ni que decir de quienes mientras trabajan escuchan música con audífonos.
La mezcla de esos elementos distractores, imposiblitan al cerebro de enfocarse en una tarea, al atender a los múltiples estímulos. De pronto llega un Whatsapp y como estamos en múltiples grupos y no podemos priorizar al software para que sea selectivo, recibimos de todo. El asunto es que muchos de nuestros clientes, proveedores y compañeros de la empresa están acostumbrados a enviarnos mensajes por ese medio.
Otro tema son los correos, que cuando llegan volteamos a verlos para evaluar su urgencia y oh, sorpresa nos copiaron en el correo sólo para que estuviéramos enterados y sobre un tema donde no tenemos injerencia, ni nos afecta.
Las personas al otro lado de las redes, por lo general esperan que les contestemos de inmediato y al decir de inmediato es ya… eso significa tiempo real, si no respondemos en los próximos cinco minutos piensan que no los deseamos atender. Envían nuevos mensajes a los cinco o los diez minutos. Algunos envían el mensaje y se olvidan, dan por hecho que si no respondemos se ha dado por visto el tema y estamos de acuerdo.
Al atender las redes en tiempo real, sin darnos cuenta, adoptamos un estilo laboral ineficiente e improductivo. Las multitareas y las distracciones personales se convierten en fuente importante de la procrastinación, de retrasar al máximo nuestras tareas y evitamos así cumplir con nuestros objetivos.
Somos boicoteados desde el exterior y al no poner límites, vamos perdiendo el poder de nuestra vida para que la manejen los demás. Sin saber cómo, nuestros objetivos se convierten en fantasías lejanas, hasta que los perdemos de vista y vivimos a la deriva.
Podemos afirmar con justa razón que no somos indolentes, ni somos afectos a postergar nuestros compromisos, pero si lo hacemos cuando permitimos que otros nos boicoteen.

Recuperar la voluntad.
Necesitamos recuperar el poder sobre el uso de nuestro tiempo, pero, sobre todo, necesitamos recuperar la voluntad que se pierde cuando cedemos a las presiones del exterior.
Requerimos limitar el tiempo que dedicamos a los demás, a las interrupciones, a las distracciones que consideramos ser parte del trabajo como las llamadas, los correos o el Whatsapp.
Un primer paso sería aprender a concentrarnos, poner tiempo límite para ciertas actividades y concentrarnos en esas tareas de principio a fin. Eso nos daría la sensación de logro con múltiples beneficios como el ir recuperando la voluntad, nos daría la sensación de logro e incrementaría nuestra autoestima.
Una recomendación podría ser, establecer en nuestra agenda tiempos fuera para hacer determinadas tareas. En ese lapso de tiempo, desconectar el Whatsapp, no atender las redes, ni llamadas que nos distraigan. Al terminar la tarea, podemos regresar a consultar las llamadas perdidas, los Whatsapp y aquellas redes que son necesarias para realizar el trabajo.
De esta forma, el cerebro se va reorganizando y aprendiendo a enfocarse nuevamente. Prueba estas recomendaciones y pronto apreciarás los beneficios en el incremento de tu productividad y en otras áreas de tu vida personal y familiar.