La pregunta que se ha hecho por años en torno a si el liderazgo nace o se hace, es en estos momentos irrelevante. Nos inclinamos a pensar que el liderazgo proviene de ambas fuentes; una combinación de varios factores como la disposición genética, la cantidad de energía que posee la persona, las influencias del medio externo y la decisión que toma la persona de actuar sobre los acontecimientos que inciden sobre su vida.

Tendemos a pensar en nosotros como líderes, pues influimos en otras personas como nuestros hijos o colaboradores en el trabajo. Supongo que en el fondo, pese a nuestra afirmación personal, nos queda la duda.

Algunas veces, cuando estoy frente a un grupo de directivos en cursos presenciales pregunto si se perciben a sí mismos como líderes, la respuesta es afirmativa, pero cuando insisto acerca de cómo es que se dan cuenta de ello, o sobre la forma en que han cultivado sus características en un proceso consciente hacia el ejercicio de su liderazgo, enmudecen o hablan de cualidades superiores innatas. Razonamientos que se convierten en sospechosos, cuando lo aseguran cientos de personas repetidamente, sin una razón válida o bien sustentada.

Podemos decir que el liderazgo se inicia con la acción, todos los líderes tienen la cualidad del movimiento. Ante los acontecimientos deciden actuar, abandonan la pasividad y empiezan con pequeños pasos para cambiar las cosas e influir en su ambiente. A fuerza de repetir la acción y de estar modificando su entorno, van adquiriendo conciencia de las consecuencias de su actuación y eso le da sentido y dirección a sus comportamientos.

Una persona que se conduce con un propósito en la vida, tiende a tener seguidores por el simple hecho de moverse por voluntad propia. Cuando empieza a tener seguidores, el líder adquiere un aura de poder. Una de sus tareas en este momento es aprender a dominar el poder que le es conferido por sus dos cualidades desarrolladas con anterioridad: la voluntad y el sentido de dirección.

El uso del poder es una tarea delicada de todo líder, pues éste necesita aprender a utilizarlo para el beneficio del grupo. Cuando abandona el ejercicio del poder, el líder abdica a su autoridad y se verá en la necesidad de abandonar el poder; o bien, en el otro extremo, al abusar del poder se convierte en un líder autoritario, en un tirano. Cuando el líder llega a la etapa del uso del poder según la evolución de su propio desarrollo, adquiere una responsabilidad de la cual no puede eximirse sin consecuencias adversas, si abdica será exterminado por sus enemigos y también por sus seguidores, quienes le reclamarán por haberlos abandonado; igualmente si opta por convertirse en un tirano, podemos anticipar que tarde o temprano será derrocado. Antes puede ser una persona con voluntad o simplemente con claridad de propósitos, pero cuando exhibe su poder empieza a ser reconocido como líder.

Un líder maduro en el ejercicio de su poder, se siente cómodo usando los atributos de su posición y puede dedicarse a ejercer su función logrando sus metas y formando a las personas que actuaran en su representación. Esto significa que tendrá que ir cediendo parte de su poder a otras personas. Algunos de sus seguidores, convertidos en aliados, podrían ser los elegidos para continuar su causa. Para los grandes estadistas ésta es una tarea delicada que no siempre realizan con integridad. Los líderes necesitan comprender que la continuidad se refiere más a la continuidad de la obra de las ideas que al culto a su persona. Significa un compromiso pleno y desinteresado en las obras, considerando todo ello con una claridad atemporal, más allá de todo compromiso egoísta. Pocos líderes entienden la naturaleza tan delicada de esta transición, y quienes conocen su importancia desde la soledad de una posición de poder, se encuentran en posibilidad de afrontar con éxito su última etapa en el camino del liderazgo: la trascendencia.

[i] ¿Cómo empieza el liderazgo? – Castillo, Héctor (2002). Liderazgo gerencial –un modelo para administrar en la nueva era–. Grupo Sode Editores. México. Páginas 322- 325.