En las empresas es frecuente escuchar las quejas de jefes sobre colaboradores más jóvenes, hablan de su resistencia para comprometerse con las metas de la empresa, poco dispuestos a dar un esfuerzo extra o sacrificarse por el trabajo, prefieren la comodidad y son hipersensibles a los regaños de sus superiores. Muchos viven en las casas paternales pasados los treinta años y han adoptado una vida con pocos compromisos formales como mantener una familia o preocuparse por la educación de los hijos.

Existe la tendencia a justificar los comportamientos de una generación al etiquetarlos, en el fondo nos parecen divertidas las segmentaciones, sin embargo sirve de poco pues son demasiado simplistas y vaticinios generales sin analizar a detalle las relaciones complejas que existen con el ambiente, la cultura, la familia y las presiones socioeconómicas de cada país, raza o historia regional.

En el trabajo, muchos de los jefes se encuentran desconcertados, presionados por alcanzar los objetivos de la empresa y al mismo tiempo, retener a su personal joven. Muchos jóvenes desean que sus jefes sigan proporcionándoles el mismo trato condescendiente recibido por sus padres, no comprenden la naturaleza del trabajo y con frecuencia deciden renunciar para regresar a sus casas donde tienen hospedaje y alimentación gratuita, donde muchos de ellos tienen el sueño de convertirse en “influencers” y vivir de las redes sociales.

Ante la disyuntiva sobre cómo lidiar con las nuevas generaciones, algunas empresas han adoptado diferentes medidas, algunas efectivas y otras no tanto, como, por ejemplo, un menú de recompensas por el logro de objetivos, más allá de los esquemas económicos tradicionales como son boletos para conciertos, boletos de viaje para disfrutar en vacaciones, cupones para cenas en restaurantes, por mencionar unas cuantas. Otras no son tan efectivas como eliminar las consecuencias negativas por el mal desempeño y tolerar incumplimiento a horarios o fechas de entrega, produciendo un impacto negativo en el clima laboral o en los resultados.

Algunos jefes en su afán por retener a personal joven han sido demasiado consecuentes y buscan las mínimas incomodidades para ellos. Esto va conformando la cultura de la empresa. El estilo de dirigir de los jefes, las normas compartidas, así como la forma de dirigir al personal y de capacitar son elementos clave de la cultura organizacional.

Algunos jefes, en su afán por sobreproteger a las nuevas generaciones, han propuesto que los cursos e-learning sean opcionales y se eliminen los exámenes de evaluación, con estas medidas sobreprotectoras, los cursos se convierten en opcionales y pierden su capacidad para mejorar la cultura organizacional y dejan de ser un elemento para dirigir hacia las metas. Con el paso del tiempo, como ha sucedido en otras épocas, las generaciones encontrarán formas de relacionarse y de salir adelante. Por lo pronto, las empresas que logren la sinergia de las diferentes generaciones de sus empleados, consigan los mejores resultados y sean referentes de su sector de industria, serán las vencedoras. Busquemos las mejores prácticas de interacción intergeneracional.